es esa voz en primera persona que nos cuenta a la Carlota desdibujada, más literaria que real para los lectores, sobre la que su padre a veces escribe sin remedio... Debió de cabrearse un día por eso de que alguna vez la compartiera en público contándonos sus desvelos más íntimos, vivencias de la esfera sagrada y por lo tanto secreta que sólo pertenecen a padre e hija, tanto, que harta de sentirse expuesta a la mirada del mundo le prohibió tajantemente que la nombrara más en un domingo cualquiera.
Y su padre, obediente, cumple... Y nos la sigue contando desde sus ojos arrobados de madre lúcida. ¡Snif!
Nota: cuidado con las traiciones cerebrales que siempre delatan en el momento más inoportuno. Va a ser como lo del cielo desplomándose: ninguna de las dos cosas avisa previamente.
¡Ave!
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kthma ej aei: adquisición para siempre dice Tucídides que debe ser la historia |