El número 235



    Penetro la espesa humareda, una luz se abre, el número 235, está ahí mismo, encima de una flamante zapatería, estilo inglés. Una transparencia sobervía dejaba entrever la esmerada decoración, luces claras que enlazaban el ambiente, maderas rojizas formando muebles inacabables, unas butacas señoriales llenas de cojines nube, un sinfin de destellos de colores. Tras pernotar por unos segundos en mis aficiones decorativas, me doy cuenta que mis pies necesitan la orden de seguir,irónicamente no se mueven. Petrificado pertenezco al clan de los personajes grises que me acompañaron todo el trayecto, al fin responden a mis súplicas y como las saetas del reloj, avanzó progresiva y pausadamente. Me enzarzó en los prinmeros escalones, con una vieja alfombra, me alejo de ella. Los tres siguientes me esperan desafiantes, los salto con audazia para llegar al rellano del ascensor, por suerte no ha partido. Abro las grandes portezuelas de hierro forjado, ante mi un pequeño portal de ! madera que me señala desafiante con sus ojos cristalinos, empujo suavemente, como una carizia. Entro en el que pareze el abuelete de nuestros ascensores, más bien parece un montacargas para gente de alto "status" (como mi tia Carmen recitava en sus constantes rememoraciones).Frente a un cuadro sin luces dispongo la geografia a seguir. Las coordenadas son claras, mi compañero de viajes arranca, las sensaciones se reparten por mi cuerpo...Neil Amstrong respiraba con tanto nerviosismo? me siento un descubridor que con su nave alada sigue su camino. Un fuerte estruendo martiriza la caja del habitáculo, rinrinea la campana se despierta el pájaro y aparezco en el ático. Palpiteando  me acerco a la segunda puerta. Mi mente vuelve a viajar, dos puertas y un destino, espejos donde tu grotesca imagen se dibuja, fuegos y dragones que una vez lloraron su desden.
 
    El timbre sigue en su sitio esperando el beso fraternal del intruso, tengo que convencerlo. Hay una extraña conexion con esos aparatejos, según como pulses o lo trates despierta a su propietario o no. Seguia esperando mi oportunidad, el demonio que me quemaba tenía que responderme, queria dar el paso definitivo...el aliento me sabía a flores, las luces me bañaban de placer eterno, el ruido silencio la estancia, emergi del mas allà para  sentir la suave corriente soplada  del telón prostado ante mis ojos, la puerta se alejó y....
 
 
 

Jon Atin