Juan Cano Ballesta (Universidad de Virginia):

“Las armas y las letras: El mundo de la cultura en Las aventuras del capitán Alatriste”.

 

 

La desmitificación del heroísmo y de las guerras constituye la principal característica de la saga de Alatriste. Incluso el personaje de Íñigo va adquiriendo una visión más sólida, profunda y amarga según van sucediéndose las novelas.

 

Ello no quiere decir que Arturo Pérez-Reverte no sea capaz de ser creador de escenas atractivas, como esta descripción de la reina que aparece en El caballero del jubón amarillo:

 

 “La reina era bellísima. Y  francesa. Hija del gran Enrique IV el Bearnés, tenía veintitrés

años, clara la tez y un hoyuelo en la barbilla. Su acento era tan encantador como su aspecto, sobre todo cuando se esforzaba en pronunciar las erres frunciendo un poco el ceño ,aplicada, cortés en su majestad llena de finura e inteligencia. Saltaba a la vista que había nacido para el trono; y aunque extranjera de origen, reinaba tan lealmente española como su cuñada Ana de Austria –la hermana de nuestro cuarto Felipe, desposada con Luis XIII, lo hacía en su patria adoptiva de Francia”

 

Alatriste introduce a Íñigo en el mundo de las letras y las artes. Una prueba es la obra de Tirso que aparece en El caballero del jubón amarillo. Alatriste es aficionado a la lectura, al teatro, frecuenta tertulias … Íñigo también muestra inclinaciones, ya que en las novelas se nos presenta practicando caligrafía y como amante de la lectura, o citando versos de Quevedo y Lope.

 

Por ello, podría decirse que Alatriste es un fiel reflejo de su época, pues la mentalidad barroca unía indisolublemente armas y letras. El arte está presente porque así era en la época. Los corrales de comedias y las representaciones teatrales gozaban de gran popularidad.

 

En las novelas de Alatriste aparece un ambiente popular repleto de expresiones culturales. Arturo Pérez-Reverte rechaza el expirementalismo a favor de una narrativa pura y desnuda y un acercamiento al público común.