¡Joder, don Arturo, maldita sea, vaya consejo!
Acabo de comenzar el segundo capítulo y creo que la noche se me va a hacer larga, y la mañana mucho más.
Claro, la culpa es solo mía. No debo seguir sus consejos de lectura ni de visionado de nada sobre lo que usted escriba.
Me ha pasado demasiadas veces: Montero Glez, Aubrey y Maturin en sus veintidós putas novelas, Dimitrios y su máscara… ¡Si hasta hice una edición de las memorias de Alonso de Contreras!
Sé lo que debería haber hecho y lo que tengo que hacer: seguir su consejo sólo cuando tenga tiempo.
Como hoy.
Gracias.
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