Si os hablo de Darío Díaz Andreu os sonará a ¿Y ése quién es?.
Lo conocí hace un año y es un chaval que, a sus ventipicos años, representa lo más bohemio y soñador que conozco. Nada le es imposible: pinta e hizo una exposición con algunas plumillas verdaderamente preciosas, baila y sería un “bailarín mundano” en versión rubio de ojos claros, canta, aunque todavía no lo he escuchado pero me dicen –y seguro que es verdad- que no lo hace nada mal. Cuenta unos chistes, guarrísimos, como nadie. Es muy friky: Narnia, El señor de los Anillos, juegos de rol , -seguro que es el rey de League of Legends o se asemeja a Nerd de la casa Stark- todo eso entra en su día a día. Y escribe. Y eso sí que me sorprende más.
Fui a la presentación de su libro, más como amiga que como lectora. Y reconozco que desde mayo hasta ahora, ya voy con cierto retardo en decirle alguna cosita. También reconozco que tardé mucho, muchísimo en leerlo, que lo hice casi con lupa, diseccionando la trama, los personajes, el andamiaje, el vocabulario, la forma de expresarlo. Que nadie espere encontrar en Darío un premio nobel, que no lo es. Pero si hubiera que compararlo con alguien, todos sabemos que hasta llegar al pelotazo de “La Sombra del Viento” de Ruíz Zafrón, no todo lo que escribió fue igual. No soy muy dada a lecturas a lo Stephen King , pero sí que me recuerda a algunos libros de Mery Higgins Clark.
__“Si el mundo me da la espalda, le doy por el culo y si me atosiga o me jode, simplemente lo muerdo como a una manzana”__
Y eso es lo que Darío debería llevar a la práctica. Es su frase más lapidaria. Y un objetivo a cumplir.
Es su primera novela, publicada por ediciones Dauro, un thriller con momentos de humor ácido, con un suicidio desde donde parten una serie de asesinatos motivados por la convivencia de sus personajes Alan y Jack en un centro psiquiátrico y un inspector de policía, Walter, con un ayudante Jill, __ “gracias Jill pero no te hagas el héroe, que no te pega”__ ; un secundario fantástico al que nunca le perdonaré ya sabes qué, Darío.
Si queréis conocerlo, pasaros por aquí y leed sus relatos cortos:
http://lafabricademisterios.blogspot.com.es/
Pero sobre todo, rascaros los bolsillos –no es de los caros- y comprad “ELdlM”. Seguramente, si le vierais sus ojos azul claro llenos de ilusión, su hiperactividad, sus ganas de escribir, de contar cosas, de que el tiempo pase rápido, de que la gente lo critique – en el buen sentido y por el simple hecho de aprender y corregir- y sobre todo su ensoñación de que todo va a salir bien, aunque en el fondo de su ojos, si miras muy adentro, hay un poso de melancolía turbia, de una especie de cansancio o dejadez, que también ha sabido transmitir en su novela:
__”Sus ojos se toparon con una mirada pendiente a la suya. No la miraba como los demás. Se sorprendió sosteniéndole la mirada e, incluso, regalándole un gesto de copa en forma de saludo, que él le devolvió”__
Hoy levanto mi copa por ti, Darío. Por tus futuros éxitos y porque esta mancha de locos cabrones de iCorso, te llenen el blog de comentarios y aumenten en la medida de lo posible, que tu ELdlM sea un éxito.
Y no me dejes de lado esa vena a lo Manolito Gafotas que has encontrado este verano en las playas de Cádiz. Es inversamente contraria a lo que has escrito hasta ahora pero, ahí hay tema.
Petisús, con retraso que no caducados, para ti.
:-)
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