Y lo que vino luego....madre mía...hasta llegar al estremecimiento de los capítulos finales del Vizconde de Bragelonne. Por suerte, toda la vida esos libros mágicos estarán ahí, a nuestro lado, para cuando necesitemos consuelo.
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¡Ah del barco! ¿Habéis visto a la ballena blanca? |