Visibilizando el rombo de MIchaelis de las alumnas sentadas, repantingadas,diría mi madre, en las escaleras de la Facultad de Medicina, me pregunto dónde termina el proceso de visibilización y dónde comienza la lengua a resultar inservible frente al insulto y el gesto de desprecio.El mismo atuendo para la playa que para el claustro, la misma actitud de molicie y desgana en clase que en la arena, contrasta con los pañuelos cubriendo el pelo, cada vez más frecuentes, y los dialectos y lenguas africanas, o el francés colonial, en tono quedo siempre, por los pasillos de una institución necesaria y naturalmente conservadora. Y los gestos estereotipados,bajo camiseta,subo pantalón, ajusto tanga, bajo camiseta, subo pantalón, provocan miradas elocuentes entre nuestros "hermanos disidentes en Cristo", (moros,diría mi abuela),sólo interpretables en el espectro "deseo-desprecio".Quién gestione la visibilidad...
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