Es fascinante la gracilidad con la que se desenvuelven nuestros gobernantes en el obtuso y espeso mundo que nos rodea. Yo, que me las veo y me las deseo para hablar inglés con fluidez (dicen que es útil) y poder establecer relaciones internacionales sin cometer atropellos y liar la de San Quintín, o para entender las instrucciones de la televisión sin que mi abuela, anciana adorable y religiosa donde las haya, termine viendo el canal porno alemán y le dé un patatús, yo, decía, alucino con mi alcalde. Don Miguel, Migué para los amigos y los camareros de cualquier tasca de mi tierra, ha ideado un método infalible para, sin tener ni pajotera idea de "dulluspitinglis", establecer irreprochables relaciones internacionales - socio - culturales - económicas - industriales. Y es que mi alcalde, Dios lo guarde muchos años, es un genio. Él ha inventado algo que hasta ahora había pasado desapercibido para el resto de polítcos y petrimetes de misma ralea. Él, el gran pensador y avispado hombre de acción, ha descubierto la cláusula del S.S. No, no piensen que la cosa va de campos de exterminios, no, la cosa es aún peor. Migué ha vendido mi tierra y la poca honra que nos quedaba al peor de los enemigos: el sajón.
A la Historia les remito:
Durante la Guerra de Independencia los hijosputa de los gabachos tomaron mi ciudad y al parecer, yo no estuve allí, los hijos de la granbretaña decidieron liberarla. Cuentan las malas lenguas que los gabachos decidieron vender cara la ciudad y más de 1.500 sajones dejaron la piel y los huevos ante las murallas. Después, como zorros astutos que están hechos se aseguraron unas cláusulas de salvaguarda de los genes y el gaznate antes de rendir el fuerte. Mi ciudad fue liberada y los franchutes se pegaron el piro. Pobres de nosotros, no sabíamos lo que nos esperaba. Por supuesto que algien tenía que pagar el pato del maltrecho orgullo inglés, y he que aquí, los muy cornudos, se acordaron de la tirria que a los españoles nos tienen. Fue fácil acusar a los ciudadanos de conspiradores y afrancesados. A partir de aquí una de cal y otra de cal viva: fusilamientos, violaciones de monjas,violaciones de ancianas, violaciones de niñas, violaciones de todo lo que tenía patas, saqueo, violaciones, más violaciones...vamos, que los perros se pusieron las botas (raro en ellos, flema y decencia, pulcritud y moralidad...juas!) En fin, han pasado los años y aquí no pone un pie un sajón desde que el setter inglés de Su Majestad anduvo de caza y picos pardos por estos lares. Pero la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Carta del Regimiento de Northumbert de su Majestad la Reina chocha, perdón, Madre, al Excelentísimo Ayuntamiento de mi ciudad:
Querido Migué, debido a que nuestros soldados caer para liberar gloriosamente, de forma altruista, vuestra ciudad nosotros pedir favor sencillo y especial. Nosotros querer monolito que recuerde a 1.500 héroes que sangraron por sus conciudadanos (de ustedes,claro). Atentamente: un Hijo de la Gran Bretaña.
Y he aquí lo que nuestro alcalde pensó:
A ver
a las 16:00 me voy al bar, eso me da 5 minutos para pensar, antes de la
siesta y después de la tortilla de patatas, qué le digo yo
a los ingleses estos. Y ni corto ni perezoso se puso a cabilar...hasta
que dio con la cláusula del S.S., a saber:Sí Señó.
Y a partir de aquí fue un constante y eterno Sí Señó.
Ahora los bastardos del regimiento de su puta madre se estarán riendo
a nuestra costa mientras algún desdichado esculpe un monolito de
recuerdo de 1.500 asesinos que violaron y mataron a placer a un número
de personas, de al menos, el doble, dejando sin hogar y sin honra a un
número aún mayor. Dios nos libre de la gracilidad de movimientos
de nuestros gobernantes, ellos que todo lo arreglan mirando al bolsillo
o al bar de enfrente, sin más complicaciones que la que entraña
abrocharse el botón del pantalón después de limpiarse
el culete y no antes. Sí Señó, porque al fin y al
cabo son ingleses y he oído decir en el telediario que ellos son
los que tienen la pasta, ¿no?. Quién sabe, a lo mejor por
ponerles el pedrusco ese de los cojones van y nos regalan una caja de té,
o se llevan el Tireless, o nos devuelven Gibraltar...¿y eso le gustaría
al Señor Presidente,no?
