“100 Preguntas: "Ha estado con nosotros El Capitán Alatriste

 

 

Miércoles 02/11/2011

 

 

1. ¿Qué hubiese hecho Alatriste si viviese en la España de hoy?

No es un buen lugar para mí. Me temo que mi oficio se considera hoy políticamente incorrecto. Creo que la cárcel, la delincuencia o la marginación habrían sido mis territorios habituales. Porque, en lo que a soldado se refiere, nada tiene que ver la milicia de ahora con la que yo viví.

 

2. ¿Qué fue lo último que pensó don Diego Alatriste antes de caer en Rocroi? Fdo. Mede

Lo primero fue: "No duele tanto como creía". Después me dije: "Hasta aquí hemos llegado". Después todo fue oscuridad.

 

3. ¿Sintió alivio cuando despachó a Gualterio Malatesta?

A Malatesta no lo despaché yo, aunque mucho me habría gustado. Fue Íñigo quien acabó ajustándole las cuentas, en un duelo memorable que tal vez algún día alguien escriba.

 

4. ¿Es que no ha pensado nunca el Capitán Alatriste en sentar cabeza, casarse o quizás tener un hijo?

No estuvo nunca entre mis prioridades. Estaba demasiado ocupado buscándome la vida con una espada en un mundo peligroso y hostil. Como habría dicho mi viejo amigo y compadre Don Francisco de Quevedo, con un hijo en los brazos se combate muy mal cuando Troya arde a tu alrededor.

 

5. ¿Cree usted, capitán Alatriste, que queda algún motivo para seguir creyendo en esta España que tanto se parece en decepciones y gloria a la de su tiempo?

A menudo creo que no. Pero, a veces, mirando al futuro, pienso que mientras haya una taberna en la esquina, una frasca de vino sobre la mesa y media docena de camaradas leales, España seguirá mereciendo la pena.

 

6. ¿A qué edad le comenzó a crecer el bigote?

Me lo empecé a dejar cuando no era más que una pelusilla rala. Era paje tambor en las guerras del Rey, y cuando estuve en la encamisada y saqueo de Amiens con el sargento mayor Idiáquez, quise dejarme el mostacho a lo soldado para aparentar más años de los que tenía, que en ese momento eran 15. Ya no me lo afeité nunca. Fue sobre el año 1597, si no me falla la memoria.

 

7. ¿Es el capitán Diego un fiel incondicional de la Santa Madre Iglesia?

Cuando antes de entrar en combate veía rezar y santiguarse a los camaradas a mi alrededor, pensé siempre que lo bueno de la religión católica era que consolaba en trances como aquellos. Por eso respeté siempre a los que creían en esas cosas. Diferente es mi opinión sobre las altas jerarquías de los ministros de Dios. Viví la Inquisición y sus estragos, y no puedo borrar de mi memoria el daño y la oscuridad que ése fanatismo nos impuso a los españoles. En cuanto a mí, nunca me preocupó gran cosa andar en rezos ni en latines.

 

8. Asi como lo enviaron al capitan a venecia, nunca lo llevaron sus aventuras a las americas? Seria interesante saber si a futuro tendria una aventura alli.

En mi España, que es la del Siglo XVII, la compañía Iberia no existe todavía. Y, a menudo, un viaje en la flota de Indias es largo e incierto. Europa y el Mediterráneo me quedan más cerca. Además, ahí está Italia, paraíso de todo soldado, como varias veces escribió el buen Don Miguel de Cervantes, que también lo fue, como yo.

 

9. ¿capitan, cuales son los pensamientos mas frecuentes cuando se asalta una trinchera?

La gente cree que en ese momento uno piensa en la patria, la gloria y otras estupideces semejantes. Nunca conocí a ningún soldado cuyo único pensamiento no fuese: "Espero regresar con la misma salud con la que salgo". Y ese fue también siempre mi pensamiento. Ir, hacer mi trabajo de matar y volver en razonable estado físico.

 

10. Capitán,¿de que batalla guarda usted el mejor recuerdo y porqué?¿de cual el peor?

Rocroi fue la última, aunque bien pensado, morir no es tan terrible. Quizá el peor momento lo viví en el año 1613, cuando los turcos apresaron mi galera cerca del canal de Constantinopla y me llevaban herido y cautivo a Estambul. Verme condenado a ser esclavo fue el peor momento de mi vida, pues los hombres como yo, o son libres o se hacen matar. Por suerte, la galera fue liberada a tiempo. En cuanto a la mejor batalla, sin duda fue el saqueo de Amiens del año 1597. Robamos hasta los tapices de las paredes, y fuimos soldados ricos y dichosos. No hay como un buen saqueo para hacer feliz a un soldado que sufrió meses durante el asedio de una ciudad.

 

11. Hola Diego, soy un joven de un pequeño pueblo de Jaén que acaba de terminar la carrera de ingeniero de caminos. Puedes suponer el esfuerzo y sacrificio que me ha costado obtener mi título...para ahora ser rechazado por todas y cada una de las empresas en las que he intentado buscar un trabajo. Como buen lector tuyo, se que tuviste que salir, bastante más joven que yo, de esta tierra ingrata. ¿algún consejo para mi aventura por tierras herejes? A pesar de nuestra diferencia de edad (4 siglos), intuyo que algunas cosas no cambian nunca

Algunas cosas no cambian, en efecto. En mi tiempo teníamos la ventaja de que bastaba una espada para buscarse la vida en el mundo. Hoy creo que lo de la espada está peor visto que en mi tiempo. Pero estoy seguro de que el mismo ingenio que poníamos los pobres españoles de mi tiempo para medrar por ahí afuera hará que otros españoles de ahora se busquen la vida con eficacia razonable. De cualquier manera, es cierto que España, tanto en mi tiempo como en el de ahora, demostró ser con sus mejores hijos siempre menos madre amorosa que madastra ingrata.

 

12. Cuando luchó en Flandes, ¿Sintió que luchaba por España o por ambiciones de reyes y poderosos?

Muy pronto comprendí que las banderas no eran sino trapos tejidos por los reyes y los poderosos para colmar sus ambiciones. Y también que quienes más agitan las banderas en alto son quienes más lejos están de los lugares donde las balas granizan sobre los arneses. En realidad, tanto yo como la mayor parte de los camaradas que conocí luchamos por nosotros mismos: por saciar nuestra hambre, nuestra ambición y nuestro afán de aventura. Y al cabo, todos nosotros, por nuestra reputación. Si algo define a los soldados de mi tiempo es que supimos combatir y morir por ser fieles a nuestra reputación. Ése, en realidad, ha sido siempre mi único patrimonio.

 

13. ¿Cree usted, capital Alatriste, que queda algún motivo para seguir creyendo en esta España que tanto se parece en decepciones y gloria a la de su tiempo?

Tener hijos es un motivo. Yo tengo la suerte de que no tengo esa atadura, lo que es muy útil en tiempos revueltos como los de entonces y los de ahora. Pero quienes sí los tienen encuentran en ellos, imagino, un motivo poderoso para resistir y creer en el futuro. De todas formas, dejo eso del futuro a los jóvenes. Yo estoy demasiado fatigado de caminar, mirar, y pelear. Ahora es tiempo, cada uno por aquello en lo que crea, de que caminen, miren y peleen otros.

 

14. ¿Qué ha sido lo que más le ha dolido en su vida?

Los remordimientos. Cuando se vive una vida como la mía, hay demasiados fantasmas que te acompañan. Y no es agradable. Maté mucho, y no siempre fue del todo necesario ni justificable. Fui hijo de mi tiempo y de mi mundo, pero eso, que lo explica, no me consuela la memoria. A veces me despierto de noche y paso horas con los ojos abiertos, rodeado de esos fantasmas. De esos remordimientos. Nadie vive sin consecuencias. Y mis consecuencias fueron ésas.

 

15. Señor Alatriste, que hace usted, cuando cansado de matar, llega a casa por la noche. Supongo que no tendra televisión para poder degustar la salsa rosa, ni radio, ni DVD, ¿como puede vivir asi?, sin Hallowwen, dia del padre, dia de llos enamorados, etc etc..

A veces, cuando tengo una casa, enciendo una vela y abro un libro. A veces de mi amigo Quevedo, a veces del buen Don Miguel de Cervantes, a veces las memorias de mi camarada El Capitán Alonso de Contreras. Y a menudo, con el libro en las manos, buena parte de los fantasmas y los remordimientos ocupan un lugar más tolerable en mi memoria. Los libros son como los remedios de mi amigo el tuerto Fadrique, boticario de Puerta Cerrada: "No eliminan la causa del dolor, pero ayudan a soportarlo". Otras veces, cuando no tengo libros a mano o no tengo ganas de leer, cojo la espada, el sombrero y la capa y salgo a la calle a buscar a una mujer. Ése es también un buen consuelo para el dolor y la memoria.

 

16. El maestro de Iñigo fue Alatriste. ¿Quién fue el maestro de Alatriste?

Hubo veteranos de mostacho cano que me enseñaron cuanto sabían. Sobre todo el difícil arte de mantenerse vivo. Sin embargo, puesto a mirar atrás, creo que como más aprendí fue mirando alrededor. Una buena mirada es más eficaz que el mejor de los consejos. Y los libros me ayudaron a educar esa mirada.

 

17. Estimado Capitan! Que opina del Rey actual? Saludos!

Nunca conocí (y serví a tres) un rey que fuera mejor que otro.

 

18. ¿Con qué soñaba Alatriste cuando era joven?

Con aventuras, botines y mujeres hermosas. En realidad lo que obtuve fueron fatigas, heridas y zozobras. En lo de las mujeres hermosas es en lo único que no puedo quejarme.

 

19. Capitan, ya sabe que hay mujeres a las que nos gusta redimir a los canallas de su clase. Nos empeñamos en cambiar a los hombres y ponerles una sonrisa en los labios. ¿Tengo alguna posibilidad con usted? Soy mujer frisando los cuarenta, bien parecida y, como queda claro, un poco insensata.

Para un hombre como yo, ninguna mujer es interesante hasta que no ha cumplido los 40. O los ronda. Hay calideces, miradas y otros menesteres que sólo son posibles a partir de esa edad. Lo que más me atrae de una mujer son las huellas que la vida dejó en ella. Eso significa, estimada señora, que tiene usted ciertas posibilidades.

 

20. ¿Qué fue de Curro Garrote? ¿Volverán a encontrarse algún día?

Curro siguió buscándose la vida con el acero, como yo mismo. Volvimos a encontrarnos más tarde, después de lo de Venecia y París, en Madrid cuando tuve que hacer frente con mis camaradas a la venganza de Luis de Alqueizar y su perversa sobrinita Angélica. Espero que ése libro de mis aventuras se escriba alguna vez.

 

21. Hola Capitán. Que sería de vos sin Gualterio Malatesta?... A mía que ambos sois muy parecidos, aunque quizás Malatesta algo más oscuro. reconozca que sus encuentros con el de Palermo son de lo mejor, y mas interesante, de su vida civil, que no militar...

Malatesta es un perfecto hideputa. Una serpiente armada de espada y daga, tan mortal como un relámpago. Pero, en realidad, él y yo no somos sino caras de una misma moneda. En la vida todo es cuestión de en qué forma caigan los dados sobre el parche del tambor de un soldado. Por eso, siendo como somos enemigos irreconciliables, nos comprendemos tan bien. Algo que me enseñó la vida fue que, a veces, uno llega a tener lazos más íntimos con un viejo enemigo que un viejo amigo. Además, un enemigo como Malatesta te obliga a estar siempre atento, vigilante, cauto. Enemigos como él ayudan a mantenerte vivo.

 

22. Buenas tardes, capitán. Teniendo en cuenta que vuesa merced nació en el primer imperio del orbe, acostumbrado a ver cómo las demás naciones deben temer y rogar a los españoles, ¿en qué momento percibió que España estaba empezando a perder el rumbo? ¿No tiene esperanza en que, cualquier día, el monarca (este o el siguiente) pueda encauzar de nuevo las cosas y permtir que España siga siendo la primera potencia, no sólo militar, sino económica y cultural? Al fin y al cabo, todavía somos un imperio muy extenso a lo ancho del mundo.

Intuí que algo no funcionaba la primera vez que volví de Flandes y como se vivía en el derroche y la arrogancia en la corte de Madrid. Y tengo entendido que, ni en derroche y arrogancia, han cambiado mucho los españoles. En cuanto al futuro, mi fe en los monarcas, como dije, es limitada. Mucho. Sobre todo porque he llegado a la conclusión de que cada pueblo tiene el monarca, real o figurado, que merece tener. Sin embargo, como dije antes, luego de pensar esto salgo a la calle, paseo por tabernas y mancebías, escucho a la gente y pienso que, pese a todo, hay algo que siempre termina por salvarnos. Algo que ni reyes estúpidos ni curas fanáticos, ni ministros corruptos ni funcionarios venales lograron quitarnos nunca. Y ese algo es mi esperanza.

 

23. Hola ¿Se puede sacar algo positivo en el ser humano de las guerras?

Las guerras son siempre lugares terribles. Pero tienen algo bueno: son una escuela de lucidez. En ellas ves al ser humano capaz de lo mejor y de lo peor. He tenido camaradas a los que, después de verlos violar, matar y saquear, los he visto jugarse la vida por proteger a un anciano o salvar a un niño. Y todo eso en el mismo día. Esas contradicciones del corazón humano pueden verse en cualquier lugar, pero en las guerras se manifiestan con más intensidad y más violencia. Quizá por eso la guerra sea también una lección de experiencia, de humildad y de sabiduría. Y también permiten poner de manifiesto virtudes como dignidad, valentía y otras que en este siglo de ustedes no tienen lo que ahora se llama "buena prensa". Sin embargo, en mi mundo, a la gente se la valoraba en función de esas virtudes. No estoy seguro de que un mundo en el que algún tertuliano menguado de radio dice "Es hora de reivindicar la cobardía" sea el mejor de los mundos posibles.

 

24. ¿A cuantas personas ha matado?

No es lo mismo matar en la guerra que matar en un callejón oscuro. Las de la guerra no son fáciles de determinar. Digamos que lo normal para un soldado. De las otras muertes recuerdo una docena larga. Tal vez más. Nadie dijo nunca que mi vida fuese ejemplar. Pero a la hora de enjuiciar lo que uno mata o lo que uno deja vivir, es menester ponerse en las botas de uno. El mío era un mundo duro, ingrato, peligroso y difícil. Los hombres como yo no tenían otro medro que su espada. Juzgarnos con la moral de ustedes es ser injustos con lo que fuimos.

 

25. No sé muy bien que preguntar a este personaje tan adorado por mi. Quizás me gustaría saber que hay detrás de esos silencios, de esos ojos "glaucos", pero una pregunta concreta no tengo.

Lo que hay es una forma de mirar el mundo. El mundo como territorio hostil. Hay ojos que se cansan de mirar. Supongo que con esa mirada fatigada ese fulano, Reverte, escribe novelas sobre mí.

 

26. Qué tiene Alatriste que tenga también Pérez-Reverte?

Los dos estuvimos en lugares difíciles. Los dos hemos leído libros. Los dos tuvimos fes e inocencias de las que la vida acabó por despojarnos. Con esa mirada el tal Reverte escribe novelas y con esa mirada yo me construyo una pequeña trinchera personal donde sobrevivir hasta que llegué el momento de decir adiós a todo esto. También nos une, supongo, el respeto a ciertas personales, retorcidas e íntimas reglas. Un ser humano sin reglas, aunque no sean las convencionales, no es más que un pobre diablo. También nos une la certeza de que en la vida se aprende demasiado tarde y se muere demasiado pronto.

 

27. Capitán Alatriste, es vuestra merced un hombre de honor que se mantuvo fiel a sus ideales y que defendió a su Rey, aunque éste no hiciera mucho bien por su patria. ¿Cree vuestra merced que en los tiempos que corren todavía quedan hombres de honor o esta nación está demasiado jodida como para que los haya?

Un escritor más del tiempo de ustedes que del mío dijo una vez, creo: "Cuando en España se habla de honor, un hombre sencillamente honrado debe echarse a temblar". Me temo que esa palabra ya no tiene ningún sentido en la España de ustedes. A lo más que pueden aspirar, supongo, es a la palabra "decencia".

 

28. ¿Si pudiera planear un asesinato, como el que plantea en "El Puente de los Asesinos", a que personaje actual sería?

Asesinen ustedes a los suyos, que yo me encargo de los míos. Que cada palo aguante su vela. O la arríe.

 

29. ¿Qué esperanza trasmite Alastriste? Si trasmite alguna claro. Muchas gracias.

Que, si bien estamos sentenciados, siempre es posible reunir los restos del naufragio: algunos amigos, algunas reglas y palabras como decencia, dignidad, compasión y solidaridad. Lealtad a uno mismo y a aquellos pocos en los que todavía cree.

 

30. Dejando a un lado a la Nebrijana, que es una tan dura como conmovedora incondicional. ¿quiénes han sido -para bien y para mal- las mujeres de su vida? Sin dejar de ser un caballero, ¿qué males y qué bienes le han dejado?

Las mujeres que conocí, tanto putas de cobrar como las que no lo eran, me dejaron una forma más lucida de mirar el mundo. Nadie mira como ellas. También me dejaron la certeza de que hay silencios más elocuentes que las palabras. Nadie habla el lenguaje del silencio como las mujeres. Muchos siglos de heridas infligidas por los hombres las hicieron mirar y callar como lo hacen. Por eso son tan decididas cuando hablan, tan crueles cuando luchan, tan despiadadas cuando vencen. A diferencia de los hombres, nunca tuvieron retaguardia a la que replegarse en caso de derrota. Eso las hizo más lucidas y sólidas que nosotros. Siempre pensé que los seres humanos pertenecientes a las razas superiores eran las mujeres y los samuráis japoneses.

 

31. Querido Capitán: Le escribe un Sebastián Copons contemporáneo, o sea un currante de la puta tropa, con el sueldo congelado, la moral por los suelos y harto de viajar por todo el mundo trabajando al servicio de unos políticos "autonómicos" ahora fachas, rancios y meapilas (y decían que eran mejores que los otros!) para los cuales la envidia y la revancha al enemigo político priman sobre el bien común de mis paisanos. Como ve exactamente igual que hace 400 años. Mi pregunta es porqué a pesar de esta jodida España cada vez que llego a mi Puerto de Cádiz, el nuevo Barajas, después de estar con los de los ladrillos rojos empapados en agua, los ingleses, los pesados italianos, cuyo país es mucho más hermoso cuando duermen y los petulantes vecinos del norte, se me abre el corazón, me entra una sonrisa y se me ilumina el alma? Muchas gracias mi Capitán. Un jodido infeliz de la tropa Española.

Porque España, cuando se la mira bien, es un lugar luminoso y grato. Poblado por gente de ingenio y coraje cuando se le demanda. Me pregunto si en vez de estar en manos de los que siempre estuvimos, qué habría pasado si hubiésemos estado regidos por gente buena y decente. Todo sería muy distinto, sin duda. La ventaja de ustedes respecto a mí es que con los sistemas políticos modernos de que gozan, pueden intentar eso de la decencia cada cuatro años. En mi tiempo no había más cera que la que ardía. Nacías con un rey, morías con un rey y te echaban el responso los curas de siempre.

 

32. Mi querido Capitán, ¿donde han quedado el valor del soldado y el orgullo de ser español?. Hoy parece que decir tal cosa es poco menos que mentar al diablo, y se dice bajito y con minúsculas: español. Y cuando hablamos del idioma de su querido compañero de aventuras, nos da como verguenza decir ESPAÑOL y para no molestar, nos vamos al término más políticamente correcto que es "castellano". ¡Ah, qué tiempos aquellos que tuvisteis la oportunidad de vivir!.

En mi tiempo nadie cuestionaba la palabra español, éramos la mayor potencia del mundo, y lo que todo el mundo quería era atribuirse una palabra que daba honra, prestigio e influencia. Cuando salíamos al asalto de un baluarte holandés o de una ciudadela turca, oía gritar "España, cierra, cierra" a castellanos, vascongados, catalanes e incluso portugueses. Después vinieron las vacas flacas y cada mochuelo quiso volar a su olivo.

 

33. Que opina Alatriste del "conflicto" vasco y catalan?

Lo único que opino es que entre mis camaradas de Flandes abundaban los apellidos vascongados, y cuando combatí en Italia y el Mediterráneo lo hice junto a innumerables catalanes y mallorquines. Ninguno parecía estar allí obligado, y mucho menos en las victorias y en los botines.

 

34. ¿Ante la duda?

Acuchillar primero. Al que madruga, Dios y el diablo lo ayudan.

 

35. Después del incidente de Venecia, ¿Repetiría vuesamerced a Iñigo la frase de "tu rey es tu rey" u optaría por coger el oro del Niklaasbergen y si te he visto no me acuerdo?

El rey como tal me importa una higa. Otra cosa son las reglas. Y las reglas de un soldado o de un hombre como yo exigen pelear por tu rey aunque ese rey sea un miserable. Supongo que para ustedes no es fácil de comprender, pero en mi tiempo estaba muy claro. Sin lealtad ( a lo que sea) no hay dignidad ni reputación posible.

 

36. ¡Pardiez, capitán! Siendo veterano soldado de su majestad católica, y viviendo en una época tan turbulenta de nuestra patria, entre la gloria y la decadencia, ¿qué futuro le auguras a esta España desdicha? ¿Cómo crees que será nuestro país 300 años después de tu tiempo?

No hay futuro excepto el que uno mismo labra. A tal pueblo, tal futuro.

 

37. ¿que se siente cuando se quema,saquea,roba,mata y viola una ciudad con la seguridad de que ningún poder va a hacerte pagar por tus actos?

Euforia, supongo que es la palabra. Para soldados como mis camaradas y yo, todo eso era una compensación por tantas zozobras, peligros y sufrimientos. Ya dije más arriba que los míos eran tiempos duros, y es injusto juzgarlos con los criterios morales de ustedes. Otra cosa es que después de todo eso uno arrastre consigo fantasmas y remordimientos que te atormentarán toda la vida. Pero eso ya es asunto de cada cual.

 

38. Capitán, ¿que ha de hacer un buen rey si su corte está llena de mandatarios corruptos que le roban al pueblo analfabeto y empobrecido? Y por otro lado, ¿qué debe hacer un buen súbdito para alcanzar la condición de ciudadano libre? Firmado A. Guzmán de Mendoza de la Pata del Cid.

No hay buenos reyes. No hay más que reyes tolerables. Y pocos casos conozco de reyes que actúen contra sus propios ministros corruptos. El pueblo que quiere ser libre es como el hombre que quiere ser libre: no hay otro camino que la espada. Lo que pasa es que en eso de la espada, ustedes lo tienen más políticamente incorrecto que en mis tiempos. De todas formas, hay espadas reales y espadas metafóricas. Lo único que sé es que quien no se bate termina siendo esclavo. A veces, aunque se bata. Pero en este último caso le queda el consuelo de haberse batido. Con frecuencia ése es el único consuelo posible. Por eso la gente como yo y mis camaradas desprecia tanto a los cobardes y a los borregos que se dejan esquilar mansamente. Si me apuran, el peor pecado del mundo es la cobardía.

 

39. Capitán, después de tantas aventuras, intrigas, bailes de espadas y vidas segadas, ¿ha pensado en retirarse en algún momento? ¿A qué se dedicaría si dejara de dar matarile a villanos y demás personajes pendencieros?

Me habría gustado un trozo de tierra con una casa y una parra bajo la que sentarme a ver atardecer. A ser posible, con una mujer experta en silencios. Pero no siempre se puede elegir, y yo fui consecuencia de mi tiempo y de mi vida. Sin mi espada no habría sido nadie. Y los hombres de mi condición cifran en la espada su dignidad y su reputación. En resumen, cifran en ella sus reglas.

 

40. Sé que no es vuestra merced hombre de palabra innecesaria, así que iré al grano: ¿Cuando nos relatara algún episodio de su juventud como soldado?

Escapé de casa (soy leonés) con 13 años, alistándome como paje tambor en los tercios que iban a Flandes. Senté plaza de soldado con 15 años y combatí contra los Estados y contra Francia con Don Carlos Coloma. A los 16 años combatí en Bomel y en el fortín de Durango. Tuve mi primer duelo con 17 años y maté en él a mi primer adversario. A los 18 combatí en Nieuport , y entre los 19 y los 22 estuve en los asaltos y la toma de Ostende donde recibí mis dos primeras heridas. Después vino mi larga vida de soldado adulto y espadachín a sueldo.

 

41. Don Diego, ¿Qué opinión tiene de la influencia de la Iglesia, y de la religión en general, en nuestros días? ¿Ve mucha variación con respecto a su época? En una de sus aventuras, afirmaba usted o uno de sus compañeros que no se fiaban de la gente "de un solo libro" ...

A menudo, cada vez que volvía a España y veía las hogueras de la Inquisición, me preguntaba si al enfrentarnos a los herejes y luteranos no nos equivocamos los españoles de enemigo. Con los años he llegado a la conclusión de que en el Concilio de Trento los españoles nos equivocamos de Dios. Elegimos al tirano sombrío y fanático que nos cerró las puertas de la vida y del futuro.

 

42. En el caso de que su vida sea larga y llegue a una vejez tranquila, ¿cómo, dónde y con quiñen le gustaría pasarla?

Mi vida fue relativamente larga, morí a los 61 años en Rocroi, en 1643. No puedo quejarme. Sobreviví hasta entonces, mundo, tuve aventuras y amigos leales, y alguna mujer me amó. Además acabé de pie y con el acero en la mano, como deben acabar, real o metafóricamente, los hombres que se respetan a sí mismos. No fue una mala vida. Perra a veces, pero no mala. Ningún camino es malo, en realidad, excepto el que te lleva a la esclavitud o a la horca.

 

43. ¿A qué le es más fiel el Capitan Alatriste?

A cierta idea que, de joven, se hizo de sí mismo. Luego ya no tuvo más que comportarse de acuerdo con ella. En ese aspecto, fue fácil. Resumiendo, siempre fui fiel a mis propias reglas. Resultó útil acogerse a ellas cada vez que todo se iba al diablo.

 

44. Capitán ¿ salvaría la vida de Gualterio Malatesta en una situación límite ?

No. Mataría a Malatesta en la primera ocasión. Y él sabría comprenderlo. También eso forma parte de las reglas.

 

45. Capitán ¿ Hubiera llegado a matar a Iñigo ?

No. Íñigo es el hijo que no tuve, y que en realidad tuve. Ni siquiera cuando yo bebía demasiado (esa fue siempre mi forma de echar fuera los diablos) habría llegado a ese extremo. Otra cosa es que, en su etapa adolescente, de gallito fanfarrón, no lo hubiese estrangulado más de una vez con mis propias manos. Pero yo también fui Íñigo alguna vez, del mismo modo que él con el tiempo también acabó siendo Alatriste.

 

46. ¿Cree usted que en la actualidad hay algún Fray Emilio Bocanegra? Gracias por todo Sr. Reverte.

Salvando las distancias y los métodos, no le digo que no. Me han hablado de un tal Rouco, pero no tengo datos y sería injusto afirmarlo. En cualquier caso, en el tiempo de ustedes hay clérigos y seglares que si no encienden hogueras inquisitoriales para quemar personas y libros, es porque no pueden. Porque eso de quemar está ahora mal visto. Pero estoy seguro que en su fuero interno, tanto en su tiempo como en el mío, rezan pidiendo leña, estopa, eslabón y pedernal.

 

47. Hola, me llamo Alex y tengo 21 años. Soy de Barcelona y el 90% de mi familia es de origen catalán. En mi tierra muchas veces, a causa del nacionalismo más radical, la historia de mis antepasados es ocultada o adulterada a menester de intereses políticos. Por eso me gustaría preguntar: ¿ Como eran los catalanes en los tiempos del capitán Alatriste? ¿ Como actuaba el soldado catalán en Flandes u otras campañas? ¿ Alatriste pudo haber tenido contacto directo con camaradas catalanes? ¿ Que carácter presentaban ante las circunstancias y como los veían el resto de soldados?

Uno de mis mejores camaradas se llamaba Jorge Quartanet y era catalán hasta la médula. En 1621 peleamos juntos contra los protestantes en la batalla de la Montaña Blanca (dónde por cierto recibí mi cuarta herida). Jorge (que por cierto nunca pidió que lo llamásemos Jordi) hablaba más catalán que castellano. Su expresión favorita era "cul de Sant Arnau!". Era de poco gastar y buen pelear, leal y fiable. Lo recluté en el año 1627 para el grupo con el que debíamos asesinar al Dogo de Venecia durante la misa de Nochebuena.

 

48. Capitán. Sueño con verle de misión en París, y encontrarse con unos viejos amigos míos

Todo llegará, supongo. No sé si el tal Reverte llegará a escribirlo, pero lo cierto es que ese episodio fue peligroso y singular. Allí tuve que vérmelas una noche con 4 individuos de los mosqueteros del rey que me hicieron pasar un mal rato. Recuerdo que uno era grande y fuerte, otro seco y sobrio, otro atildado y petimetre y otro joven y fanfarrón. Los hijos de puta.

 

49. Sr. Alatriste, ¿cómo vive su sexualidad? ¿Siente usted inclinaciones homosexuales?

Mi sexualidad la vivo lo mejor que puedo, cuando Caridad La Lebrijana no está demasiado arisca, y permite que mi cuarto en la taberna del Turco se lo pague en especies. En otros momentos de mi vida la viví con más variedad: Nápoles abundaba en mujeres de cama fácil y hubo holandesas rubias y abundantes cuyos hijos, bajitos y morenos, posiblemente fuesen tan míos como de medio tercio. No sé si le he dejado claras mis inclinaciones. De todas formas debo decir que conocí a soldados y espadachines que fueron amigos míos, poco inclinados al acto venéreo por la canal maestra, que resultaron ser valentísimos soldados y peligrosos espadachines.

 

50. Desde tu trinchera, ¿Piensas que este país tiene futuro?

Creo que ya he dicho que cada país tiene el futuro que desea y merece tener.

 

51. Una vez leí que el origen de Diego Alatriste estaría en tierras leonesas, pero por la forma que tiene de ser, ¿no podría ser de origen arágones, un paisano maño u oscense de su compañero de armas, aventuras y abatares, Sebatián Copons?

Sebastián Copons, mi mejor amigo, el más callado y leal de todos (Íñigo aparte) es aragonés de Huesca. Nacido junto a los Mallos de Riglos. Es de esos camaradas que, teniéndolos a la espalda, no necesitas volverte para cuidar de ella.

 

52. ¿Por qué bandera lucha un hombre de tu época? ¿Por el rey, por Castilla, por España, por el honor, por la paga...?

Por la paga, por la reputación y por los camaradas. Lo demás son farfolla de pisaverde bocazas.

 

53. ¿Hasta qué punto echa en falta en el mundo de hoy las maneras de hacer de la España que conoció, donde el honor y la justicia se dirimían a veces no frente a una justicia desbaratada sino bajo el brillo de los aceros en un callejón oscuro?

Yo no echo nada de eso en falta, porque mi tiempo sigue siendo mi tiempo y el de ustedes el de ustedes. Pero les compadezco el que hayan quedado exclusivamente en manos de esos cuervos de pluma y tintero que son jueces, notarios, abogados y escribanos. Ahora son tan venales, o casi, como en mi tiempo. La diferencia está en que ahora ya no pueden ustedes, como hacíamos nosotros, corregir los desvíos de la Justa con el filo de un acero. Los jueces de ahora frecuentan poco los callejones oscuros.

 

54. ¿Cómo sería su reacción si se encontrase con el Águila Roja? 

Patear el culo de ese payaso saltarín.

 

55. Las aventuras de nuestro capitán transcurren en el siglo de oro español. De su obra para mi, se desprende que fue un hombre que hizo lo que pudo en un mundo donde no había posibilidad de elegir, pero ha pesar del tiempo transcurrido ¿No le parece que ademas de escribir sin plumas y que los caballos estén encerrados dentro de un capó, en su esencia poco ha cambiado España?

Seamos justos. La España de ustedes es infinitamente mejor que la mía, detalles de acero aparte. Son ustedes más libres y mejores ciudadanos. Los reyes, por suerte para su tiempo, ya no son lo que eran. Pero es verdad que en lo de pavonearse, derrochar, presumir, dárselas de hidalgo y trabajar poco, los españoles no parecen haber cambiado gran cosa. Hay sonetos de mi amigo Quevedo que parecen estar escritos para gente más del tiempo de ustedes que del mío.

 

56. ¿Qué pensarías si las vascongadas quisieran declararse independientes del "imperio español"?

Que en mi tiempo (y eso no me lo han contado sino que lo viví) bien presumían de españoles. La mitad de los secretarios reales, altos funcionarios y soldados ilustres eran vascongados. Vizcaínos, como decíamos entonces. Cuando me hablan de ellos ustedes ahora no parece que se estén refiriendo a los mismos que conocí, junto a los que combatí y con los que compartí peligros, amistad y banderas.

 

57. Si viviera Ud. Diego Alatriste en nuestros días ¿qué trabajo desempeñaría? Esta pregunta va en referencia al conato de motín que hay en el Sol de Breda cuando Ud. persuade a Iñigo para que no sea uno de los amotinados diciendole estas palabras... tu rey es tu rey. Muchas gracias y un saludo.

España hoy no sería un lugar para mí. Me estaría buscando la vida, supongo, en las Indias. Allí, trocando la espada por la pistola, todavía puede medrarse en mi oficio.

 

58. ¿Te apetece una cervecita junto a la playa? Estás invitado en las playas malagueñas.

Agradezco el convite, pero ni mis camaradas ni yo fuimos nunca de cerveza. Orín de burro, llamó Góngora (creo recordar que fue él) a ese brebaje apreciado por herejes y tudescos. Lo nuestro fue siempre más el vino. De eso, lo que quiera. Jamás hice ascos a un azumbre de lo fino y de lo caro. Y de Málaga, precisamente, aprecié siempre mucho esa sangre de Cristo llamada Pedro Ximenes.

 

59. Hola Capitán Alatriste. Si tuvieras que abandonar España, ¿donde te gustaría vivir?. Gracias.

La vida me enseñó que mi patria es todo aquel lugar con un clavo en la pared donde poder colgar mi espada.

 

60. Estimado Diego, siento curiosidad por saber cómo fue su infancia y qué sintió en el momento en el que mató a un hombre por primera vez. ¿Fue entonces cuando acabó brúscamente su infancia? Gracias por responder y mucha suerte.

Nací segundo hijo de una familia de hidalgos labriegos acomodados, en 1582. Antes de escaparme de casa para ir a Flandes con el príncipe cardenal Alberto (en el viaje conocí al futuro capitán Alonso de Contreras), había estudiado algo de latín, escritura y las tres reglas. Asistí a mi primera batalla en el asalto de Calais y luego estuve en el Asedio de Hulst. Durante el asalto a la Estrella y a los rebellines, a los mochileros y pajes nos utilizaron para un ardid y terminamos socorriendo a nuestros amos, yo fui uno de los que combatió ese día. Como premio, me dejaron sentar plaza de soldado antes de los 15 años. La primera vez que maté a un hombre fue tirándole con mosquete, pero tirando con arcabuz a 30 pasos. Lo caer y sentí euforia por haber acertado. En realidad matar de verdad no lo sentí hasta que tuve 17 años, en mi primer duelo. Ahí los ojos del hombre al que maté, oí su respiración y me salpicó su sangre. Matar de cerca no es como matar de lejos. En ese sentido, podríamos decir que maté dos veces por primera vez.

 

61. ¿Qué en la bandera del tercio viejo de Cartagena, que le obliga a levantarla y sostenerla en lo más alto?

Las banderas nunca me inspiraron nada extraordinario, excepto un inmeso respeto por los hombres que se hicieron matar creyendo de buena fe en ellas. El único sentimiento importante que recuerdo es cuando, acosados por el enemigo bajo una lluvia de balas y aguantando cargas de la caballería, me agrupaba con los compañeros bajo la bandera desgarrada del tercio y combatíamos con los dientes apretados, escuchando el redoble de nuestro tambor, que a cada cual le recordaba su tierra, su familia, su patria. Sólo en esos momentos la bandera significó algo para mí. Una especie de símbolo en torno al cual nos agrupábamos unos pobres españoles desesperados que vendían cara su piel lejos de su tierra. Curiosamente, nunca me sentí español sino cuando estaba entre mis camaradas lejos de España. Cuando fui pobre, sufrida, desamparada y fiel infantería.

 

62. Capitán, ¿cree probable que España llegue a ser un día siquiera sombra o reflejo de lo que fue? Cuando nuestros Tercios eran temidos en el mundo, cuando los españoles teníamos el orgullo de serlo, y así lo decíamos en cualquier parte, a pesar de las miserias que eso conllevaba -y conlleva-. Un saludo de un lector prácticamente adicto a sus aventuras. Carlos.

Cada nación tiene su momento. El nuestro ocurrió, y pasó. Lo triste es que no supiéramos aprovecharlo. No quedara casi nada de aquella riqueza y aquel poderío. Que naciones que vinieron después, e incluso se hicieron contra nosotros cuando teníamos el mundo agarrado por las pelotas, sean todavía influyentes y prestigiosas, mientras que nosotros hemos pasado tres siglos cuesta abajo. Eso me causa una profunda tristeza. Lo mucho que pudimos ser y lo poco que somos. En esto, junto a la responsabilidad de reyes imbéciles, curas fanáticos, ministros ineptos y demás, no podemos pasar por alto nuestra insolidaridad, nuestra vanidad, nuestro amor al ocio y nuestra incultura.

 

63. 3 cosas que no cambiarías de tu España y/o de la mía; ya que de cambiar, estoy seguro que la lista sería más extensa.

La imaginación, la generosidad y la capacidad para empezar cada vez de nuevo.

 

64. Capitán...su vida está llena de vivencias y es muy intensa. De todos los momentos que ha vivido, ¿con cuál se quedaría? Y, ¿qué mirada llevará siempre en su memoria? Gracias.

Los momentos magníficos con los que me quedaría están siempre relacionados con sobrevivir a un combate o con la mirada de una mujer. La otra mirada que llevo en mi memoria, y no para bien, es la de un niño que me pidió ayuda para su familia y al que no pude socorrer. Ocurrió, naturalmente, durante mi primera guerra. En el asalto de Calais. El niño llevaba un juguete bajo el brazo, y cuando pasé por su lado sin detenerme, agitó hacia mí un puño cerrado, como si me maldijera. Debía de tener siete u ocho años, y nunca pude olvidar su mirada de desprecio y de impotencia. Ya dije más arriba que cada cual debe arreglárselas con sus remordimientos.

 

65. Aunque quisiera, Alatriste no podría dejar de ser lo que es ... ¿Es una maldición propia del buen español?

Tanto en mi tiempo como en el de ustedes, somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos. Siglos de Historia no transcurren en balde. Lo grave es desconocer esa Historia y, por tanto, desconocer las causas del presente. Creo. Midhwen

 

66. Buenas noches, Capitán. Se nota en su mirada, en sus silencios y en su saber estar que ha tenido una vida intensa, llena de experiencias... y de recuerdos de muchas batallas. Pero me gustaría saber si hay también algún recuerdo anterior, de su infancia por ejemplo, que atesore con un cariño particular, que le haya marcado o que haya influido especialmente en el resto de su vida. Muchas gracias.

Crecí mirando un camino polvoriento que se perdía entre las montañas. Y cada vez decía "Algún día me iré por ese camino".

 

67. ¿Qué recuerdos guarda de los camaradas caidos? ¿Sienten que han muerto creando una España mejor? PDM

Decir que murieron por una España mejor sería insultarlos. Tildarlos de ingenuos o de tontos. Los camaradas a los que recuerdo murieron por sus ambiciones y sus sueños, por ser fieles a su reputación, por mujeres o por dinero. Eran hombres de carne y hueso. Reales como la vida misma. Cuando uno está en mitad de un combate , matando y a punto de que lo maten, en lo que menos piensa es en si España será mejor o peor después de aquello.

 

68. ¿Que le puedes preguntar a un hombre tan reservado, que cuando habla sentencia con su Toledana y apostilla con su Vizcaína?

¿Lo prefiere tinto o blanco, señor capitán?

 

69. ¿En qué momento perdió su capacidad para expresar sentimientos?. Lo mas cerca que le he visto de expresarlo fue en su encuentro con el gobernador de Milán y ni ahí consiguió sacarlos

Los sentimientos están. Otra cosa es alardear de ellos. Nunca me gustaron los hombres ni las mujeres incapaces de mantenerse en público dueños de sí mismos. Hay algo impúdico en pregonar los sentimientos ante gente extraña. A la vida se sale llorado.

 

70. Buenas tardes Capitán, le sigo desde hace 15 años cuando Don Arturo Pérez Reverte nos presentó su historia al mundo. Tengo dos preguntas con una prosa muy similar pero con un significado totalmente diferente. ¿Qué hubiera sido de España sino hubiera conquistado América? ¿y qué hubiera sido de América si no hubiera sido conquistada por España?

Si España no hubiera conquistado América habríamos tenido menos oro y plata que derrochar en fiestas estúpidas y guerras absurdas. Quizá eso nos habría hecho más sobrios y responsables. Si América no hubiera sido conquistada por España, lo habría sido por los anglosajones, y ahora no quedaría ni un solo indio vivo.

 

71. ¿cree usted, capitan, que cualquier tiempo pasado fuè mejor? ¿cree mas en la palabra de honor o en un buen y caro abogado?

Creo en las virtudes resolutorias de un palmo de acero entre pecho y espalda. A falta de eso, un buen y caro abogado.

 

72. Capitán, ¿ Qué opinión os merecen aquellos superiores vuestros que, pede a su corta edad y poca experiencia, ostentan cargos con los que daros órdenes?

En mis tiempos, aprovechábamos el barullo del combate para meterles una bala en la espalda y cargarlo a la cuenta del enemigo. Comprendo que ahora lo de la bala lo tengan ustedes más difícil. Así que no queda otra que paciencia y barajar.

 

73. ¿ A llorado alguna vez el capitan?.

Claro que ha llorado. Pero eso es asunto suyo. No se le ocurre ir llorando por las tabernas, mancebías ni trincheras.

 

74. Mis saludos Capitán: Defínase en tres palabras.

Me sobran dos. Cansado.

 

75. ¿Cómo sobreviviría usted en un mundo en el que las espadas no sirven y ni siquiera sabemos quienes son nuestros enemigos?

No sobreviviría. Así que me alegro de que mi mundo no sea ése.

 

76. ¿Le gustaría conocer a Góngora? ¿Quizás ser personaje de algún escrito por el firmado?

Lo conocí. Me crucé con él a menudo. Vivía en una casa que Quevedo, que lo odiaba, compró para poder echarlo de ella. En aquellos días, vivían a pocos pasos unos de otros Góngora, Quevedo, Lope, Calderón, el mexicano Ruiz de Alarcón y Don Miguel de Cervantes, entre otros. Creo que nunca se dio tanta concentración de talento y mala leche en tan reducido lugar. Creo que ahora llaman ustedes a ese barrio de Madrid el Barrio de las Letras. Y me cuentan que apenas queda traza de toda esa gloria. Porque ésa, y no la militar, fue la verdadera gloria de mi tiempo. Entre anglosajones, gabachos o tudescos, un barrio así sería monumento nacional, supongo. Pero estamos hablando de España.

 

77. Hola, Don Diego. ¿Qué entiende usted por patria?

Una plaza pública en la que se cruzan pueblos y siglos y cada uno deja su huella. Ésa es la teoría. En realidad solo me sentí en una patria cuando estaba entre los muslos de una mujer. Ésa es la única patria que de verdad merece la pena.

 

78. Aquí un militar del Reino de España quisiera saber que consejo le puede dar y si después de tantos años sigue sintiendo orgullo de ser representante de este pais.

No veo que haya más orgullo en ser soldado español que en ser soldado francés o soldado de lo que ustedes llaman ahora Principado de Mónaco. Cada cual tiene sus orgullos, y en eso no me meto. Como soldado que fui, mi orgullo fue siempre algo más personal: mi reputación, mis camaradas. Estoy orgulloso de que hombres valientes y leales me llamasen amigo.

 

79. ¿cual seria el epitafio que rezaria en la tumba de nuestro protagonista?

"Hubo un hombre de hierro que escribía

Su vida a tajos con el duro acero;

Ninguno le igualó la valentía

Ni tuvo firme ante su brazo fiero.

De honores regios siempre erró la vía

Y anduvo pobre, ayuno de dinero.

Fue silencioso, digno, acuchillado;

Dicho en pocas palabras: fue soldado."

 

80. ¿Cómo es eso de ser amigo de Quevedo? Porque dicen que era un tipo complicado...

Don Francisco era complicado. A un inmenso talento como poeta y a una lealtad inquebrantable hacia sus amigos, entre los que tuve el honor de contarme, unía también defectos ásperos: misógino, poco amigo de los hebreos, y con etapas demasiado afectas al poder. Vivió así, entre su talento y sus contradicciones, toda su vida. Pero tuvo rasgos de valentía que lo honran en extremo. A mí siempre me demostró singular amistad, y una vez salvó a Íñigo de las garras de la Inquisición. Era, además, casi tan gran bebedor como yo. Si preguntan mi opinión, como escritor y poeta, después del buen Don Miguel de Cervantes, Don Francisco fue el más grande.

 

81. Capitán, ¿se enamoró alguna vez? , ¿fue aquella mujer a la que encontró con un amigo?¿qué opina del amor?

Es una vieja y triste historia, de la que no estoy en absoluto orgulloso. Terminó en Nápoles de mala manera. Un amigo acuchillado y el rostro de una mujer marcado por mi daga. A veces, cuando bebo mucho para ahogar fantasmas sin lograr ahogarlos en absoluto, el rostro cortado de esa mujer me atenaza la memoria. Solo puedo decir que aquella noche yo era joven y estaba borracho. Ésa es una de las muchas oscuridades que llevo conmigo. Y el recuerdo de esa mujer me atormentará hasta el fin de mis días.

 

82. Buenas tardes Capitán. ¿Cree usted que la gente es atroz en las batallas por desesperación o porque en las batallas tienen patente de corso para ser atroces? ¿Es nuestra naturaleza? ¿Qué es lo más desgarrador que ha tenido que hacer usted? (En batalla o no)

Una batalla es un lugar caótico, de sangre, peligro y violencia, donde ninguno de los lugares comunes de la moral convencional sirve para nada. Todo consiste en matar y en que no te maten. Y si vences, en hacérselo pagar lo más caro posible al vencido. En ese sentido, rematé heridos, maté a hombres que se rendían y torturé a prisioneros para sacarles información o dinero. Fui un soldado más de mi tiempo y de mi mundo. Pero nadie que no haya estado allí tiene derecho a juzgarlo.

 

83. ¿Como lleva su relación con Pérez-Reverte? ¿ Le echa de menos esas largas temporadas en que no se ven?

Nos escribimos mutuamente, supongo. Él a mí y yo a él. Cada vez que nos encontramos compartimos recuerdos y silencios. Noto que sus canas y sus arrugas son las mías, y sospecho que lo mismo le ocurre a él con las que encanecen mi mostacho y me marcan la cara. Digamos que somos dos viejos amigos cansados ante una frasca de vino que se entienden sin demasiada necesidad de palabras.

 

84. ¿Cuando decidió que quería ser soldado?

Cuando, muy joven, comprendí que eso significaba elegir entre vivir lamiéndole las botas al noble propietario de la tierra o besando la mano de cuanto cura se me cruzara en el camino, o echarme al mundo con una espada, ganar dinero y reputación o reventar en el intento. O sea, elegir entre ser siervo o ser, en cierta forma, dueño de mi vida. Eso mismo, la ambición, el sueño de libertad o de gloria, el hambre que dejábamos atrás, echó al mundo en mi siglo a un montón de españoles feroces, crueles y desesperados, con nada que perder y con todo por ganar. Por eso hicimos lo que hicimos. Lo grande y lo mezquino, lo horrible y lo glorioso, lo bueno y lo malo.

 

85. Don Diego, cuando empecé a leer sus aventuras tenía 13 años, ahora casi 29. ¿Cuánto y en qué ha cambiado usted en este tiempo? Gracias

He perdido algunas inocencias que me quedaban y he ganado certezas y dudas que no siempre son dulces. En cualquier caso, he cumplido el ritual de vida que se espera de un ser humano. Soy más lucido, supongo, y estoy más fatigado.

 

86. ¿Qué le queda a un hombre que no tiene nada que perder?

Lo mejor del mundo: la libertad de la desesperación. El poder hacérselo pagar caro a los enemigos sin que te cueste ya nada más de lo que te ha costado.

 

87. ¿Cual es su mejor recuerdo de la guerra?

Asaltar una trinchera o un baluarte, y una vez conseguido mirar atrás y comprobar que tú no eres uno de los que están tirados en el suelo a lo largo del camino que hiciste hasta llegar aquí. Sobrevivir proporciona una alegría feroz.

 

88. ¿No le parece raro a usted, que siempre fue un hombre de largos silencios, ponerse ahora a largar con el primero que pasa?

Envejezco, supongo.

 

89. ¿Se arrepiente de algo Capitán?

Me arrepiento, pese a haber matado mucho, de no haber matado a los que realmente lo merecían. Pero yo era una espada a sueldo, y no era dueño de mi mano ni de mi acero. Las moralidades solía dejárselas a los filósofos. Yo solo fui un espadachín y un soldado.

 

90. Además de la pura supervivencia malviviendo o en batalla ¿qué le hace levantarse cada mañana?

No satisfacer a los que desearían que no me levante. Malatesta, por ejemplo. Luis de Alquezar. Fray Emilio Bocanegra. O la perra que los parió.

 

91. Hoy la vizcaína y la espada piezas de museo y a veces, ni eso, qué opinión le merecen las armas de fuego actuales, que prácticamente imposibilitan el combate cuerpo a cuerpo.

El arma de fuego nunca fue arma de caballeros. Matar de lejos diluye mucho la responsabilidad. En cualquier caso, yo nunca fui un caballero. Era un lujo que no pude permitirme jamás. Solo fui soldado.

 

92. ¿Luchó en la batalla de Nördlingen 1634 contra el ejército sueco al mando del sangento Idiáquez?¿Qué le pareció aquella batalla? ¿Valientes españoles como siempre?

Sí, luché. En 1643, mes de septiembre, peleamos en la colina maldita hasta que casi nos destrozaron. Pero pudimos vencer, y le hicimos pagar muy caro al enemigo el mal trago que nos habían hecho pasar. Llegó a dolerme el brazo de tanto degollar en la persecución y el alcance de los fugitivos. Peleamos juntos Íñigo, Sebastián Copons y el moro Gurriato. El pobre moro murió allí. Tan recio y leal como había vivido. Fue un día duro. Mucho.

 

93. Que duele mas capitàn. ¿las heridas de guera o las cicatrizes del amor y corazòn?

Las heridas de guerra, sin duda. Y no sólo cuando las recibes. La que me hicieron en Fleurus en 1622, que casi me mata, tardó mucho tiempo en curarse. Supuraba y no me dejaba dormir por las noches. Tenga en cuenta que en aquel tiempo no teníamos lo que ustedes llaman antibióticos. Una infección duraba meses o podía matarte con facilidad. Comparado con eso, las cicatrices de amor son un pastelito de a cuatro.

 

94. Don Diego, ¿Qué sintió la primera vez que hundió el hierro a un adversario?

Satisfacción porque no me lo hubiera hundido él a mí.

 

95. Capitán, ¿cree usted que llegará el día en que los burócratas, corruptos -antaño de trajes negros y golilla, ahora con trajes hechos en Italia-, las altas esferas eclesiásticas, la clase política y similar ralea; dejarán de proteger al poderoso y preocuparse por el ciudadano? ¿O no queda sino batirnos, como bien diría nuestro camarada Don Francisco de Quevedo?

No queda sino batirnos, pese a todo. Contra la superstición, la envidia, la apatía, la incultura, la insolidaridad, la corrupción... Es decir, contra España misma. Lo que pasa es que yo no tengo edad para eso, y mi tiempo pasó. Eso es asunto de Íñigo. Y de los que, como él, en el tiempo de ustedes, son jóvenes todavía.

 

96. Buenas noches, capitán. Como mujer que soy, se me hace difícil imaginar cómo sería serlo en su tiempo, cuando las cosas eran tan diferentes (y difíciles) para nosotras. Mi pregunta es, ¿qué cree que hubiese sido de su vida si hubiese usted nacido mujer? ¿Cómo la hubiera vivido?

Ser mujer en mi tiempo era recibir malos naipes de la baraja. Ni su condición ni su suerte eran envidiables. Por cada privilegiada, había infinidad de infelices sometidas a un mundo de reglas hechas por hombres. En eso, como en otras cosas, ustedes han mejorado mucho. Pero, como diría Caridad La Lebrijana, aún les queda por mejorar mucho más.

 

97. Los españoles siempre fueron minoría en el Ejército de Flandes ¿por qué cree que siempre fueron considerados el "nervio" del ejército?

Éramos tropas indisciplinadas y amotinadizas, que sin embargo resultaban disciplinadas e impasibles bajo el fuego. Luchábamos en tierra extranjera, rodeados de enemigos. Derrota equivalía a aniquilación. No podíamos permitir que nos derrotaran. Por eso, qué remedio, éramos la más feroz y mejor infantería del mundo. Eso, nuestra reputación y el venir de una tierra seca y dura que no te regalaba nada, salidos de ocho siglos de acuchillar a moros o de acuchillarnos a nosotros en los ratos libres. Eso nos hacía temibles.

 

98. Capitán. ¿Qué es un hombre de honor?

iAlguien que planta los pies en el suelo que considera propio o que le encomiendan y dice: "Aquí estoy, aquí lucho, aquí muero".

 

99. Siempre me hizo gracia que tanto un bando como otro de nuestra españa se quisiera, en algun momento, adjudicar su espada y usted terco se negó, argumentando que su espada solo le sirve a usted. ¿Que mania de congraciarse tiene el poder, verdad?

Siempre fue igual, en mi tiempo como en el de ustedes. En realidad, lo de la espada no es exacto. Si algo tuve siempre en venta fue la espada. Lo que nunca me compró nadie, ni lo permití, fue ni la voluntad ni la libertad.

 

100. Capitan, que nos recomendaria leer que nos enriquezca y ayude en el dia a dia tal como estamos hoy? y en su epoca?

Hay un libro extraordinario donde el lector perspicaz aprende lucidez, aprende coraje y aprende sobre todo a encajar la derrota con una sonrisa triste y comprensiva. Ese libro, que me acompañó en varias guerras, es El Quijote del buen Don Miguel de Cervantes. Que fue pobre, fue honrado y fue soldado.

 

Despedida

Fueron cuatro horas y diez minutos, agoté el vino de la taberna de El Turco, mientras por una vez en mi vida hablaba más con palabras que con silencios. Fue un honor su compañía.