“El único héroe literario que puede dar sorpresas este siglo es la mujer”

 

El escritor publica la séptima entrega de la serie del capitán Alatriste, `El puente de los asesinos´

 

27.10.11 - 18:28 - CÉSAR COCA | BILBAO

 

 

Ha envejecido, está cansado y cada vez cree en menos cosas, pero el capitán Alatriste aún empuña la espada. En la séptima entrega (’El puente de los asesinos’, Ed. Alfaguara, ya en las librerías), Arturo Pérez-Reverte sitúa a su personaje en Venecia, donde participará en una conjura contra el dogo. Se trata de poner en su lugar a otro más próximo a la corona española.

 

Han pasado seis años –en la vida del personaje, no en la fecha de aparición – desde la primera entrega, y el soldado mercenario Diego Alatriste sigue peleando porque así se gana la vida, pero su confianza en el mundo que lo rodea está bajo mínimos. «Estamos envejeciendo juntos», explica Pérez-Reverte en una entrevista concedida a elcorreo.com. «Nos escribimos mutuamente, hay una interacción entre nosotros», y eso se refleja en una mirada que se ha ido transformando, que «es más lúcida en algunos temas» y le da pie a «ahondar en lugares oscuros».

 

Alatriste permite a su autor hablar del siglo XVII y al mismo tiempo lanzar una mirada sobre nuestros días. Por eso tantos lectores se identifican con el personaje. «Algunos me paran y me dicen ‘Yo soy Alatriste’», confiesa su creador, quien lo ve posible solo porque el narrador, el personaje central y los temas tratados pueden ser contemplados con una óptica contemporánea.

 

Eso afecta también a los personajes, desde ese ‘extra’ que aparece en las primeras páginas llamado Francisco Vázquez, que es de La Coruña –ya es tradición en los ‘alatriste’ que los amigos y enemigos reales del autor entren en acción–, a Quevedo, que ha dejado a un lado su tarea literaria para convertirse en mensajero del Gobierno. «Quevedo intervino muy activamente en política, en conspiraciones... Era un intelectual orgánico que se acercó al poder, que fue arribista a veces y tuvo intereses no siempre muy dignos. Todo eso es compatible con su calidad como autor».

 

De enemigos y mujeres

 

No hay novela de aventuras sin un enemigo a la altura del protagonista y Gualterio Malatesta irrumpe en escena de nuevo, pero ahora en el mismo bando que Alatriste. Por eso, firman un convenio tácito:hasta que no termine su misión no podrán arreglar sus cuentas pendientes. «El enemigo es alguien a quien vigilas y conoces y con quien terminas creando unos lazos muy estrechos», comenta Pérez-Reverte, quien en este séptimo volumen de la serie descubre a los lectores que en el fondo Alatriste y Malatesta no son demasiado distintos.

 

Y están también las mujeres. Fuertes, sabias, resignadas... «Esas mujeres me interesan mucho, dice el escritor –acusado con frecuencia de machista por grupos que él llama ‘de feminazis radicales’–. El único héroe literario que puede dar sorpresas interesantes en el siglo XXI es la mujer». E insisteMis mujeres son siempre feministas de verdad, y siguen teniendo su papel tradicional a la vez que se enfrentan a sus nuevas tareas. Por eso a veces son más crueles que los hombres».

 

En ‘El puente de los asesinos’ se habla no poco de la batalla de Rocroi, donde muere Alatriste. Pérez-Reverte asegura que va dando pistas al lector por si acaso no termina la serie. Hay en ello, además, un afán didácticoQue no se olvide que Alatriste muere, como todos. Es educativo recordarlo».

 

Mientras el viejo soldado recibe el encargo de una nueva misión, su autor prepara una novela en la que el ajedrez está presente como fondo de la trama. No es la primera vez: ya aparecía en ‘El pintor de batallas’ y, sobre todo, en ‘La tabla de Flandes’. Es el particular homenaje de Pérez-Reverte a «un juego genial que es también una filosofía de la vida». «Hay gente que va a misa; yo, al ajedrez». Nota para buscadores de similitudes entre autor y personaje: Alatriste no comparte esa afición.