“El maestro Arturo Pérez-Reverte”

 

Miércoles, 19 de diciembre de 2007

 

Daniel Heredia

 

La publicación de una nueva novela de Arturo Pérez-Reverte es un motivo de alegría para sus fieles y numerosos lectores, porque Un día de cólera -además de una reconstrucción apasionante y rigurosa hasta la obsesión de los sucesos que tuvieron lugar en Madrid el Dos de Mayo de 1808- es una afirmación más del interés del escritor por contar historias, como una forma de revivir lo vivido y lo leído, de vivir lo imaginado, de mirar el mundo.

 

Periodista y reportero de guerra durante veintiún años, es el autor, sin duda, más importante de la narrativa española actual y cada una de sus obras es recibida con mayor expectación que la anterior. Incluso antes de salir al mercado, sus libros ya se convierten en acontecimientos literarios, quizá porque conecta como nadie más sabe hacerlo con las inquietudes del público.

 

Sus novelas acreditan un nivel y un rigor literario verdaderamente excepcionales, capaces de articular extensas tramas que multiplican en numerosos resortes y enriquecen la materia narrativa con evidente interés. Su prosa es exquisita, amena, con un sentido del humor desgarrado, cínico, amargo, marca de la casa, y con una carga de ideas que para sí quisieran muchos de los escritores que no aprecian una literatura tan comunicativa. Todo ello, aderezado con unas sugerentes dosis de ese escepticismo pragmático del que lo ha visto casi todo en la vida.

 

No sólo es un narrador de calidad, sino que además tiene el coraje de lanzarse a escribir -con el acierto del pescador acostumbrado a echar su red en mares revueltos- sobre temas que no parecen los más aptos. Algunas de sus últimas novelas, El pintor de batallas, La Reina del Sur o Un día de cólera, indagan no en las apariencias sino en las esencias del ser humano. Estas obras son tres contundentes placeres enemigos de lo vacío.

 

Y qué decir de la saga del capitán Alatriste, con la que ha estimulado más a los jóvenes hacia los libros que cientos de campañas de fomento a la lectura. Este hombre lúcido, tanto en el manejo del pensamiento como del lenguaje, ha acercado la literatura a más personas de las que nadie pueda imaginarse.

 

Sin embargo, el verdadero complemento de esta obra espléndida es Arturo Pérez-Reverte como persona. Y confieso que a esa persona la admiro tanto -o más incluso- como a su trabajo. Tuve la suerte de conocerlo en enero de 1998, y desde entonces me ha demostrado una amistad absoluta en todos los sentidos. Es un ser humano íntegro del que uno se puede fiar. Y mucho.

 

Habla muy deprisa, casi a la misma velocidad que piensa, y gesticula constantemente con las manos mientras mantiene unos profundos ojos oscuros, siempre, en el interlocutor. Porque Arturo es de las personas que miran a los ojos cuando hablan. Y lo hace de frente, sin matices, desprendiendo una vitalidad contagiosa ante la literatura o ante la vida, o ante ambas cosas al mismo tiempo.

 

La lucidez es su faro, la dignidad su alimento y las palabras su guarida. Son las características de los héroes que Pérez-Reverte describe en su particular lucha, pero también es la parte de su vida que se transparenta en sus novelas. El autor de Cartagena ha depurado su propia ética y la fidelidad a esos valores que son sus señas de identidad.

 

Esta recurrente apelación a la fidelidad es la que, a la postre, nos da la medida de su autenticidad y, consecuentemente, de su grandeza.

 

Ojalá le queden muchas novelas y muchos años para seguir ofreciéndonos sus más bellas páginas.

 

Gracias, Maestro.

 

 

DANIEL HEREDIA (Cádiz, 1971) es escritor, periodista especializado en temas culturales y crítico literario.

 

En la actualidad trabaja como gestor cultural en la Fundación Fernando Quiñones, además de colaborar en diversas revistas como Mercurio. Panorama de Libros, Clarín. Revista de Nueva Literatura o Andalucía en la Historia. Ha escrito la novela La sombra vencida, pendiente de publicación, y en el campo de la narrativa breve ha recibido distintos premios. Pasión Vega. La voz de seda es su primera obra publicada.