“Pérez-Reverte, el más buscado en la Feria del Libro”

 

Domingo , 6  de Junio de 2010

 

 

Arturo Pérez Reverte acudió, tres años después de que prometiera no pisarla más, a la Feria del Libro de Madrid para firmar ejemplares de su última obra, "El asedio".EFE/Emilio Naranjo

 

Después de trece años sin pisar la Feria del Libro, Arturo Pérez-Reverte ha vuelto este domingo a encontrarse con sus lectores, quienes desde las nueve de la mañana han hecho cola para tener su firma. Todo ello, en una jornada en la que el director de la Feria, Teodoro Sacristán, afirma que la crisis no ha aparecido por el Retiro.

 

Desde que a las once y media de la mañana Pérez-Reverte se sentara en la 'jaima' que la editorial Alfaguara le preparó para recibir a sus lectores, el autor de "El capitán Alatriste" no ha parado de firmar ejemplares. De hecho, a las doce los organizadores no dejaban ya que se colocara más gente porque la cola era interminable.

 

El escritor ha seguido firmando hasta las cuatro de la tarde sin parar y, tras una breve pausa, ha continuado, como los toreros en un coso soleado y lleno de admiradores, y lo dejará cuando el sol desaparezca.

 

"En realidad, vuelvo a la Feria porque sé que el sector está viviendo un mal momento y que las ventas están bajando, y espero con mi presencia reactivarlas. No por mis libros, sino por todos los libros", ha comentado a su llegada.

 

Y es que Reverte dejó de venir a la Feria por "la competición entre escritores" que suponía el duelo de firmas y la contabilidad que se hacía de las mismas. Una práctica que se dejó de hacer hace siete años.

 

Así, Francisco, el primer lector que aguardaba pacientemente desde la nueve de la mañana con tres libros bajo el brazo -"La piel del tambor", "La carta esférica" y "El asedio"- para que se los firmase, se ha ido contento, como las decenas de seguidores, entre ellos un policía montado a caballo, que estaba haciendo su ronda, y que se ha bajado con su libro para que se lo firmara.

 

Eso sí, la gente ha sido comprensiva y le ha dejado 'colarse', sobre todo una señora que estaba con un carro de la compra repleto de libros del prolífico escritor.