“Va a ser más difícil gobernar pero, quizás, sea mejor así”

 

Miércoles, 27 de mayo de 2015

 

El autor recuerda lo que ya publicó en una red social hace unos días, "al menos ahora, al ser tantos, les costará más ponerse de acuerdo para robar".

 

T. García cádiz | Actualizado 27.05.2015 - 07:51

 

0001848280_560x560_jpg000.jpgArturo Pérez-Reverte llega a la rueda de prensa jalonado por el optimismo que prendió en el escritor durante el proceso de escritura de su última novela. Arturo Pérez-Reverte viene para hablar de Hombres buenos pero, quizás un poco a su pesar, la actualidad dicta que hay que hablar de hombres buenos, de hombres malos y de hombres que posibilitan que esos hombres, buenos y malos, sean los representantes del resto de hombres (también buenos, también malos). "Escribí un tuit que vale como resumen, al menos ahora al ser tantos, les costará más ponerse de acuerdo para robar, con esto quiero decir que ya hemos sacado algo positivo, pero no me apetece hablar de ello aquí", despacha, lúcido, la pregunta sobre el panorama político tras las últimas elecciones municipales y autonómicas de nuestro país. Despacha, de momento, porque durante el encuentro que el cartagenero mantiene con la prensa unas horas antes de la presentación pública para los gaditanos de su última obra, deslizará algunos pensamientos más sobre los resultados tras la apertura de urnas. "Se han notado cambios, o al menos, se ha demostrado que no todos éramos borregos, y eso siempre consuela un poco. Es verdad que va a ser más difícil gobernar pero, quizás, sea mejor así. Y no es que esto me haya vuelto optimista, pero son mejores los cambios que los regímenes de treinta años inmutables, porque esos regímenes terminan generando una gran cantidad de basura bajo las alfombras".

 

Arturo Pérez-Reverte viene a hablar de Hombres buenos. Y así lo hace. Habla de esta historia "de libros y de amistad" que se desarrolla en un viaje hacia el "París prerrevolucionario". Un relato, contado también desde el siglo XXI, que puede servir para "iluminar el presente, para entender por qué somos como somos, por qué no somos lo que pudimos ser y, sobre todo, por qué España ha perdido tantas veces el tren de la modernidad y por qué cada vez que está a punto de sacar la cabeza del agujero siempre ocurre algo que la devuelve otra vez al agujero", valora.

 

Una España, una Europa, que se han ido "al diablo hace mucho tiempo", que no hay quien las salve, pero donde todavía los hombres buenos pueden encontrar "consuelo", "una especie de analgésico que no quita la causa del dolor pero ayuda a soportarlo", en "la cultura, el diálogo y la razón", las "últimas trincheras donde protegerse". La cultura como salvación "individual" a pesar de todo. Como vehículo de entendimiento y encuentro entre los hombres buenos.

 

Porque al autor de La piel del tambor aún le "sorprende" y, sobre todo, le "preocupa" que "en tiempos como estos" donde "hay muchísima información", donde "quien quiere no es analfabeto" y donde "se puede saber qué es el mundo y tener espíritu crítico", "tanto cuenta el peso, o más, de Belén Esteban o de Kiko Rivera que el de Vargas Llosa, Pérez-Reverte o Javier Marías". Sobreinformación que sólo el propio usuario puede filtrar, "pero para eso necesita cultura y una educación". "Es como la democracia -traza el paralelismo- que de nada sirve si el que mete el voto en la urna es un analfabeto, si no sabe lo que está votando, si no tiene espíritu crítico".

 

Porque para Pérez-Reverte, la democracia debe ser "un organismo vivo y real, no un mecanismo en el cual estás emboscado para trincar". "La democracia como un mecanismo donde la dignidad y la decencia sean filtros imprescindibles, donde un político que ha tenido un desliz, por pequeño que sea, como usar una tarjeta de crédito un día donde no debía, ya no es que lo hagan dimitir, es que él dimite automáticamente por dignidad personal", ejemplificaba el creador de Alatriste usando como espejo el tipo de democracia que refleja la serie danesa Borgen, que obligaría a ver "a todos aquellos que quieran estar en una lista electoral".

 

0001848281_x440_jpg000.jpg"Y es que en estos días -prosigue- en España nos hemos encontrado en las listas electorales sinvergüenzas, supergolfos conocidos y notorios en un montón de sitios, con juicios, con hechos probados, con robos flagrantes hechos públicos... Y, además, los han votado otra vez. Lo que se demuestra que, a veces, tenemos lo que nos merecemos. Que esos políticos súper imputados hayan salido votados casi igual que antes de la imputación demuestra la baja calidad moral que hoy estamos viviendo".

 

Pero el optimismo vuelve a brillar en los ojos del espadachín de las letras. "La razón, los libros, la cultura, los maestros, no los mercenarios de la tiza, pero sí los maestros de verdad son los hombres buenos que pueden salvar a los chicos". Una política educativa "en un medio tan potente como la televisión" tampoco nos vendría mal. Y es que, además de Borgen, Pérez-Reverte ofreció un listado de series extranjeras que han conseguido aunar los criterios de formar y entretener. "Vikingos, Black Sails, House of Cars, Deadwood, Roma, Gomorra...", va enumerando y volviéndose a parar en la ficción construida alrededor del parlamento danés, "Borgen es el caso clásico de serie que te educa, es que te hace sentir la necesidad de querer vivir en un país como ese, de querer políticos como esos y con unos criterios morales y éticos como los de esos señores. Te reconcilia con la democracia y te das cuenta que ésta, la nuestra, no es una verdadera democracia, está muy lejos de esas otras".

 

Quizás, por eso, el escritor asegura que "si ahora fuera un escritor joven no escribiría novelas, escribiría guiones para series de televisión y para videojuegos". Eso sí, ahora tiene entre manos un guión, y la autoría de la idea original, de una película que comenzará a rodarse el próximo año. "Tiene que ver con la historia de España, y con América. Es un película muy cuidada", adelanta el literato que, con razón, no se cansa de repetir: "Si hay salvación, pasa por la cultura".